Esta es una de las frases más odiadas por todos.
Hacer limpieza general en casa supone limpiar en profundidad suelos, cristales, cortinas, mover muebles, organizar armarios y deshacerse de todo aquello que ya no se usa. Y además, se suele emplear más de un día para hacerla. Conclusión, la pereza por empezar a organizar y hacer la maldita limpieza general aumenta de manera directamente proporcional a la cantidad de trastos que hay en casa y sobre todo a los metros cuadrados de la vivienda.
Una vez tomada la decisión de hacer limpieza doméstica es importante organizar el trabajo para no echar horas de más y conseguir ser lo más eficiente posible. Algo que te puede ayudar es:
- Fijar un horario para comenzar y para finalizar
- Establecer un orden para limpiar la casa (1º el baño, 2º el salón, luego las habitaciones…)
- Pensar qué productos de limpieza necesitarás y tenerlos a mano.
- Dejar la limpieza de suelos para el final del todo
- Limpiar por completo cada habitación sin dejarla a medias
- Planear que casi un día entero estarás limpiando la cocina
- Poner música animada
Si lo que queremos es realizar el menor esfuerzo posible y “limpiar sobre limpio”, lo mejor es ser cuidadoso día a día. La organización diaria es fundamental para mantener tu casa en perfecto estado y que no te apures si de repente llaman por teléfono tus amigos o padres diciéndote que esa misma tarde van a visitarte a casa. Pero con independencia de la imagen que tenga tu hogar, y teniendo en cuenta lo ingrato que resulta limpiar en casa, ¿existe mayor satisfacción que ver tu casa recién limpia, sentarte en el sofá y que todo esté ordenado y huela bien?